La primera producción pornográfica “Le Coucher de la Mariée” (El atardecer de la casada) data de 1896. Los cineastas Eugéne Pirou y Albert Kirchner, tan solo un año después de la invención del cinematógrafo, rodaron la primera película para adultos de la historia. Un rudimentario cortometraje de únicamente siete minutos de duración inspirado en la noche de bodas de los recién casados. La protagonista de esta cinta, Louisa Willy, se desnuda simulando de manera muy primitiva los striptease que hoy, por ejemplo, podemos ver en las webcams porno. A pesar de la simpleza de esta producción, la película género un auténtico revuelo en la sociedad de la época. A partir de este momento, la demanda del entretenimiento para adultos dio “el pistoletazo de salida”. Como los más acérrimos entusiastas de la pornografía sabrán, no fue hasta comienzos de la década de los setenta del siglo pasado cuando el entretenimiento para adultos despego definitivamente. Producciones cada vez más profesionales, presupuestos más elevados, mayor diversidad de personajes, así como el desarrollo de la tecnología VHS permitieron que millones de personas en todo el globo tuvieran acceso a las cintas de sexo explícito.
Con la llegada del siglo XX el entretenimiento para adultos ha experimentado un nuevo boom gracias a Internet y la tecnología streaming. En tan solo unos años, la red se inundó de cientos de páginas con vídeos X gratuitos, así como de plataformas de webcams porno para todos los gustos. En la actualidad, podemos acceder a todo el contenido pornográfico que queramos en cuestión de segundos. Podemos visualizar producciones de todo tipo, para todos los géneros o preferencias sexuales, sin tan siquiera movernos de nuestra casa. De hecho, en los últimos años las webcams porno se han instaurado como el pilar principal sobre el que se sostiene toda la industria adulta. Y es que la mayoría del público se ha cansado de la pornografía convencional. La gente ve las películas X como algo del pasado, algo aburrido o monótono. La verdad es que no les falta razón, puesto que esta clase de producciones están basadas en un guion previamente consensuado y, sobre todo, no permiten a los usuarios interactuar con el contenido. En cambio, los chat de sexo en vivo dan la posibilidad de charlar con las modelos, o bien dirigir todo lo que ocurra durante estos espectáculos virtuales. Por este motivo, millones de usuarios en todo el mundo han decidido dar el salto a las webcams de chicas en directo.
Desde hace una década este tipo de plataformas han venido registrando un crecimiento constante en su audiencia. No obstante, el verdadero boom comenzó con la llegada de la pandemia. Con las restricciones, el aislamiento, el distanciamiento social o el confinamiento, las webcams porno, que nos permiten ver e interactuar con personas de todo el planeta, han visto incrementado su número de clientes como nunca antes. La popularización de esta clase de entretenimiento para adultos no solo se ve reflejada en el creciente número de usuarios, sino también en el de agencias de modelos webcam. En los últimos dos años se ha multiplicado el número de personas que se registran en estos sitios para trabajar como webcamers. Miles de mujeres, hombres, transexuales o parejas han decidido sumarse a la moda de las webcams porno. Estos profesionales del sexo obtienen ingresos por realizar servicios como el striptease, diversas prácticas sexuales y fetiches o, simplemente, por charlar frente a la cámara con sus seguidores.
Mucho más que sexo en directo
Las personas que trabajan en este tipo de servicios eróticos lo hacen, generalmente, desde su dormitorio a través de una webcam conectada a un PC o un portátil. Es lo que denominamos: tecnología streaming. Mediante estas herramientas las webcamers pueden interactuar en tiempo real con los usuarios. Construir una base fiel de fans, así como atraer a mucho más a sus salas. Para ser una modelo de webcam hay que comprender que es fundamental cumplir las fantasías de los clientes. Esta es la única manera de conseguir una base sólida de seguidores y, por tanto, de ingresos. Debido a la pandemia, durante el año 2020 y 2021 millones de personas han recurrido a las webcams porno para satisfacer no solo sus deseos sexuales, sino sus ganas de relacionarse con otros seres humanos. Las cams de sexo distan mucho de lo que consideramos pornografía. Si bien es cierto que en ella se realizan todo tipo de espectáculos eróticos, estas plataformas ponen mayor énfasis en la construcción de relaciones humanas (entre las modelos y los seguidores). Los clientes acuden –además, del sexo- para tener a alguien con quien charlar sobre la rutina, el día a día, sus inquietudes, sus metas. Por esta razón, a menudo estas personas se quedan por aspectos más emocionales y personales en las webcams porno.
El origen de las modelos webcam
Las plataformas de este género erótico experimentar la mejor etapa de su historia. No obstante, la idea de desarrollar esta clase de servicios eróticos proviene de hace varias décadas. Concretamente, de finales de los ochenta, cuando aparecieron las primeras líneas de sexo telefónico. Con la invención de la primera webcam en el año 1992, muchos emprendedores vieron que, aplicando el funcionamiento de las líneas eróticas, podrían sacar grandes beneficios con las webcams. Las primeras webcams porno datan de mediados o finales de los años noventa. Desde entonces esta industria ha estado en constante evolución. En la actualidad, las salas de webcams porno permiten ver a mujeres hermosas de todas partes del globo. Un ordenador con micrófono, una cámara web y conexión a Internet. Chicas ataviadas con ropa superajustada, lencería, juguetes sexuales… Charlas excitantes, movimientos suaves, movimientos bruscos. BDSM, sexo grupal, sexo anal, interracial, lésbico… Sin duda, una nueva forma de entretenimiento para adultos mucho más estimulante que el porno convencional.
Debido a que Internet es accesible ahora para casi cualquier habitante del planeta, esta profesión se ha convertido en la salida para miles de chicas, chicos o transexuales de todo el planeta. Actualmente, decenas de miles de personas desarrollan espectáculos eróticos delante de una cámara web. Una tendencia que seguirá en aumento durante, al menos, lo que queda de década.