En los institutos y universidades se nos enseñan los logros de una de las civilizaciones más importantes de la historia: la Antigua Roma. Un Imperio casi invencible, grandes emperadores, nuevas técnicas militares, avances en economía y medicina... Sin embargo, pocos conocen que en Roma el sexo también tenía muchas particularidades respecto a la sociedad actual. Por ejemplo, en Roma era común ver a hijos acostarse con su madre o hermanas, cónyuges solicitando expertos en masturbación o sexo anal, relaciones sexuales extramatrimoniales... Actos sexuales que en la actualidad consideraríamos depravados e inmorales. En este post queremos enseñaros algunas de las singularidades más llamativas de cómo vivían los romanos su sexualidad.
1) Solo importaba quien lo sabía
Aunque con límites, en la sociedad romana casi todas las prácticas sexuales que hoy consideramos corrientes estaban aceptadas. Las más populares eran el sexo en grupo, anal, con doble penetración, el fetichismo y la masturbación. Por otro lado, también se daba el caso de actos sexuales que ahora se consideran indignos depravados -hasta en las películas y webcams porno- como las relaciones sexuales con familiares y extramatrimoniales. Sin embargo, en la Antigua Roma más allá de la clase de sexo que se tuviera lo que de verdad importaba era quién lo sabía y, sobre todo, quien podía demostrarlo. Por ejemplo, si un senador era acusado de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio por un hombre libre se enfrentaba a la perdida de su puesto. Sin embargo, si la acusación provenía de un esclavo no tenía de que preocuparse. Recordemos que los esclavos en la Antigua Roma eran meros instrumentos para satisfacer las necesidades de sus amos.
2) No había diferencias por atracción o gustos sexuales
Sorprendentemente en la Antigua Roma no existía la etiqueta de homosexual o bisexual. Cualquier persona podía mantener relaciones sexuales con alguien del género opuesto o del mismo, sin que fueran tildados de "extraños". Para los romanos el sexo, en todas sus vertientes, era solo sexo. En otras palabras, un hombre podía tener sexo con otra persona del mismo género - lo mismo con las mujeres- sin que por ello fuera criticado. Sin embargo, sí existía una norma que ningún romano debía transgredir. Se podía tener sexo con una persona del mismo género, pero siempre que esta tuviera un estatus social inferior (sirvientes o esclavos). Respecto a las mujeres, tampoco existían limites, pero se aconsejaba llevarlo con total discreción pues podían manchar su honor y el de su marido (en el caso de estar casadas).
3) Un hombre virgen era un fracaso
En esta civilización los hombres eran los dominantes, todos ellos debían perder la virginidad cuanto antes, así como casarse y tener muchos descendientes. Por esta razón, desde que llegaban a la pubertad era muy común ver a los jóvenes en los burdeles. En el caso de pertenecer a las familias pudientes, lo habitual es que el adolescente perdiera la virginidad con las sirvientas o esclavas. La virginidad masculina era algo extremadamente mal visto en la sociedad romana porque el hombre tenía que ser siempre un dominador. Ocurría -salvando las distancias- algo similar a lo que vemos actualmente en las películas o webcams porno. Por otro lado, y prueba del machismo de esta sociedad, la mujer debía llegar virgen al matrimonio. Al menos cuando estas eran libres o de clase alta.
4) Esclavos como juguetes sexuales
En Roma los ciudadanos podían usar a sus esclavos como objetos sexuales similares a los que utilizan las chicas de las webcams porno. Esto es, un romano podía usar a su esclavo para actos sexuales como el sexo anal, la masturbación, el sexo oral y todo lo que su mente pudiera imaginar. Como eran esclavos, sus dueños podían utilizarlos para todo, incluido, el sexo. Una vez más, la única norma era respetar el estatus social. Por ejemplo, era motivo de condena que un hombre o mujer libre fueran penetrados por los esclavos. Un romano jamás debía dar placer a sus esclavos. Por otra parte, las mujeres libres solía tener sexo solo con esclavas pues sí lo hacía con esclavos, al tener marido, se consideraba un acto de mal gusto.
5) Las tabernas ofrecían sexo
En las cantinas romanas además de bebida y comida también se ofrecían servicios sexuales. En la antigua Roma el oficio de camarera estaba muy mal visto, dado que era casi sinónimo de prostitución. Y es que la mayoría de las taberneras eran esclavas o mujeres de muy bajo estatus social. Cuando la economía iba mal, los propietarios de estos establecimientos obligaban a sus trabajadoras a ofrecer sexo a la clientela.
6) La pornografía estaba bien vista
A pesar de las innumerables producciones de cine para adultos, webcams porno, artículos sobre sexualidad y demás, la pornografía sigue siendo un tabú en muchos lugares. Pues bien, en la antigua Roma el porno no solo no era un tabú, sino que estaba bien visto. Los romanos consideraban el sexo como un regalo de la diosa Venus y, por tanto, era algo que no había que despreciarlo. Por esta razón, en muchos hogares de esta civilización era muy común ver mosaicos y estatuas con temática sexual.