A lo largo de sus más de cien años de historia, la industria del porno ha visto el auge de numerosos conceptos dentro de su seno: mainstream, bondage, gonzo, reality, softcore, alternativo, hardcore... Pues bien, durante los últimos años, al entretenimiento para adultos se le ha unido un nuevo género que está siendo tendencia: el porno ético. La pornografía ética busca que los contenidos para adultos sean más responsables y respetuosos con los artistas y la audiencia, desafiando los estereotipos y conceptos erróneos asociados con el porno tradicional. En el siguiente artículo, vamos a estudiar con detenimiento todo lo que rodea al porno ético. Desde su definición o lo que le diferencia de la pornografía convencional hasta su valor en la sociedad y todo lo que subyace en el proceso de producción. Al comprender la naturaleza del porno ético, podemos contribuir a que la industria adulta sea más inclusiva y empoderadora.
La pornografía ética hace referencia a todos aquellos contenidos (películas, vídeos o videochats porno) que valoran mucho el consentimiento, la igualdad y el bienestar de sus artistas. En primer término, el porno ético busca que los intérpretes no sean forzados a hacer trabajos para los que no están de acuerdo (consentimiento). Dicho de otra manera, los artistas son conscientes en todo momento de lo que van a hacer antes de grabar cada una de las escenas. Así pueden decidir si participar o no en ellas. El porno ético también promueve la igualdad entre hombres y mujeres, tanto dentro de la industria como en la vida real. Por un lado, busca que no haya tanta diferencia entre los salarios de los hombres y las mujeres (ellas perciben más beneficios por la misma labor en el porno convencional). Asimismo, se busca la igualdad entre ambos sexos evitando la cosificación del género femenino (algo muy común en las películas X tradicionales). Finalmente, la pornografía ética pone especial énfasis en el bienestar (físico y moral) de sus intérpretes. Su objetivo es crear un entorno en el que los profesionales del entretenimiento adulto estén empoderados y tengan capacidad de decidir sobre sus cuerpos y sus elecciones.
El porno ético se diferencia del tradicional por su incansable lucha en desafiar las normas y estereotipos existentes. Los contenidos porno éticos conocen a la perfección la poderosa influencia que tienen los medios de comunicación en nuestra mente. Reconocen que estos dan formas a nuestras percepciones de la sexualidad totalmente erróneas por sus propios intereses. Por ejemplo, ¿cuántas veces se nos ha dicho que un hombre atractivo tiene que tener un cuerpo atlético? ¿Cuántas ocasiones hemos visto anuncios en televisión en los que la mujer perfecta es aquella que tiene unas medidas 90-60-90? La pornografía ética tiene como objetivo desmantelar las representaciones que causan daño a la sexualidad o cómo nos percibimos cada uno de nosotros. Representaciones dañinas que el porno convencional lleva perpetuando desde hace mucho tiempo. Para resumirlo de forma sencilla: el porno ético quiere enseñarnos que todos los cuerpos, orientaciones sexuales o géneros, son igual de válidos y hermosos. La pornografía convencional se limita a decirnos: si no cumples ciertos estándares, no merecen ser objeto de deseo ni el respeto del resto.
Otra de las grandes diferencias que existen entre la pornografía ética y la tradicional tiene que ver con el bienestar de los artistas. Como todos sabemos, el porno tradicional en contadas ocasiones ha prestado atención al bienestar de sus intérpretes. El porno ético tiene un enfoque totalmente contrario: pone mucho énfasis en la salud física y mental de los actores y actrices X. Por lo tanto, lo que evita la pornografía ética es que los artistas sean estafados o tratados como meros objetos por las compañías productoras y la propia audiencia. El porno ético nos muestra que los intérpretes o las modelos de videochats porno no son objetos que están ahí simplemente para nuestro placer. Son personas como nosotros con sus propios límites y necesidades. En conclusión, el porno ético se erige como una fuerza progresista dentro de la industria para adultos.
La irrupción de la pornografía ética supone un auténtico desafió para todos estándares o estereotipos equivocados que nos lleva décadas inculcando el porno tradicional. Desde hace décadas, la pornografía convencional viro hacia una representación poco realista el cuerpo humano. Los actores deben ser siempre hombres que parecen estar a punto de competir en un Myster Olimpia: altos, de espaldas anchas, bíceps enormes y cuerpo definido. Por la parte que corresponde al género femenino, las artistas tienen que ser mujeres con un rostro hermoso y un busto y traseros grandes y firmes. Además, el porno tradicional nos dice que ellos son siempre los dominantes, mientras que la mujer tiene que ser obediente y sumisa. Sin embargo, la pornografía ética ha apostado con un enfoque mucho más realista y respetuoso con el ser humano.
El porno ético nos educa para que aprendamos que todos los seres humanos son bellos. Que no importa cómo seamos físicamente (delgados, atléticos, gruesos, bajos, altos, rubios, morenos, pelirrojos...), ¡todos somos hermosos! También hace hincapié en que no hay que darle importancia a las razas o etnias. Enfatiza que lo bello está en la diversidad. Por ello, todo el contenido X ético (vídeos, películas o videochats porno) están repletos de artistas con cuerpos, tamaños u orígenes, totalmente diferentes. Con esto, lo que fomenta la pornografía ética es una sociedad más inclusiva y honesta con sexo y la belleza humana. Deja atrás la percepción de que únicamente hay un tipo de cuerpo “ideal” o una manera “única/normal” de expresar la sexualidad. Esta exposición ayuda a romper barreras y fomenta una mayor aceptación y comprensión del vasto espectro de la sexualidad humana.
Transparencia en las producciones: la pornografía ética considera la transparencia como un aspecto clave en todas sus producciones. Las compañías cinematográficas de cine X ético mantienen informados regularmente a sus intérpretes. Los artistas saben en todo momento todos lo que concierne a los rodajes: las escenas que van a realizar, la manera de ejecutarlas o de grabarlas. También suelen incluir dobles de cuerpo o efectos especiales, de manera que no se ponga en riesgo la salud de los actores y actrices de cine adulto.
Salario y condiciones de trabajo justos: como ya hemos comentado con anterioridad, el porno ético considera pilares fundamentales de su industria la justicia salarial y el cuidado en las condiciones de trabajo de los artistas. Los empresarios y productores de este tipo de pornografía evitan las diferencias en los salarios que se producen en el porno convencional. También cuidan la salud física y mental de los intérpretes mediante controles sanitarios periódicos, la vigilancia de las condiciones en las que se encuentran los sets de rodaje o controles preventivos de ETS. Además, contratan a sus empleados (cámaras, directores de cine, maquilladores, actores y actrices X...) bajo convenios totalmente claros (sin letra pequeña).
Definitivamente, la industria del porno ético ofrece una nueva perspectiva acerca del entretenimiento adulto. Evitando los estereotipos dañinos, la pornografía ética crean un entorno más inclusivo, respetuosos y empoderador tanto para los artistas como para el público. Ya sea en las películas porno, en los vídeos X o en los videochats porno, al promover el consentimiento y la igualdad, la pornografía ética es fundamental a la hora de mostrarnos un enfoque responsable del entretenimiento para adultos. Cuando consumimos este tipo de contenidos o apoyamos a los productores de porno ético, estamos contribuyendo de manera activa al auge de esta importante industria.